Decididos a ver el mar y aprovechando la entrada de la primavera y unos 25 º tentadores nos dirigimos a Peniche una ciudad que nos ha llamado la atención en el mapa por su saliente península rodeada del bravo océano y su faro en su punta más al oeste.

Lo que descubrimos al llegar es una ciudad amurallada de una gran belleza, anclada en el mar y que busca modernizar su entorno para ofrecer su mejor cara al turismo.

La historia nos indica que fue una isla en sus principios y con el efecto de las mareas, los vientos y la mano humana quedo en una península, que fue amurallada en los siglos XVI y XVII y volviendo a ser casi una isla por los fosos que la protegen de las tierras del interior del país.

Tenemos datos de que estuvo poblada desde el paleolítico medio por las cuevas y sus restos hallados, en época Romana también hay restos que dan a conocer su importancia en la conservación de pescado en el siglo I una industria que continua de nuestros días, en la edad media también funcionaba el mundo de la pesca gracias a su puerto bien desarrollado por la época y sus buenas tierras de labranza, siguió prosperando hasta los siglos XVI y XVII donde se construyen las fortificaciones para defenderla de los piratas.

Paramos en una típica cafetería y nos tomamos unos cafés con leche exquisitos acompañados de dos bollos de pan de la tierra, lo justo para resucitar y empezar un paseo desde la entrada principal, hasta el puerto de la ciudad por las murallas que defienden este enclave mágico.

Lo que nos sorprende agradablemente son las múltiples zonas ajardinadas que encontramos a lo largo del recorrido, con árboles de dimensiones admirables y exóticas proveniencias, los jardines están exquisitamente cuidados y elaborados con esmero, el paseo se hace agradable y las fotos se disparan con facilidad.

Las zonas peatonales cuidadosamente adoquinadas siguen las murallas desde donde se puede observar en sus alturas el foso y su función primordial defender esta villa, con las cañoneras y las torretas de vigilancia inutilizadas, seguimos el paseo disfrutando las vistas y admirando la belleza de sus jardines de mil y una flores...

Nos dirigimos al castillo de Peniche, admirable fortaleza del siglo XVI, que destaca por sus murallas acopladas en los acantilados y los potentes baluartes que definen esta construcción casi infranqueable llamada Plaza Fuerte de Peniche, que sirvió de prisión durante el régimen de Salazar y cuentan que un famoso comunista consiguió fugarse de ella.

Al llegar nos sorprenden sus fuertes medidas de seguridad, pero también nos maravilla su conservación y encanto novelesco de piratas, batallas y corsarias luchas encarnadas por una Fátima encarcelada e inimaginables aventuras posibles, en este actual Monumento Nacional encantador.

Hoy en día alberga el Museo Municipal de Peniche, que presenta numerosas piezas de diversas épocas, evocando esa historia vivida, también dispone de hotel turístico, una escuela Náutica y una de pesca, un acuario y un paseo por la historia excepcional.

La vida de Peniche esta dedicada al mar desde tiempos remotos y lo hemos podido respirar en el paseo por el puerto, solo hay que observar para ver que es una ciudad volcada ha los recursos de las aguas marinas y mas recientemente abierta al turismo.

Seguimos el espolón del puerto que nos lleva junto al mar y junto a los embarcaderos de recreo y pesca particulares, hay ambiente Dominguero y relajado y nos llama la atención un coche, es un Mini rojo, con todo tipo de banderas y pancartas patrióticas de Portugal y tras preguntarle al amable y distendido conductor le retrato el automóvil de sus amores.

Nunca había visto tanta pasión por la pesca a la caña y otras técnicas como en esta península, la gente disfruta el fin de semana de la pesca en familia o entre amigos para mayor disfrute del pescado fresco y esos momentos pasados frente al mar dejando la saudade aparcada y recargándose con la brisa marina.

Al fondo observamos el puerto pesquero e industrial, donde se cuece el meollo de la cuestión, las conservas de sardinas y delicias del mar se preparan como los barcos para faenar, son bravos pescadores que afrontan semejantes mares, siempre con la esperanza de que llenen las redes y que rían en casa los mejores augurios.

Hay también una compañia de barcos que propone descubrir las encantadoras islas Berlengas, Reserva Natural y cercanas a Peniche.

Y del mar a la panza que diría Sancho Panza, porque ya se huele por las calles la razón de ser de este pueblo, del mar el Mero y de la tierra la patata y el puerro..

Tras el paseo marítimo, nos adentramos en la ciudad, en sus calles adoquinadas y sus casas detenidas en el tiempo, hay un contraste como en cualquier ciudad entre las casas mas auténticas tipo y modernidades no siempre bien integradas, pero el paseo es agradable y descubrimos tiendas originales y artesanía como souvenir de Peniche.

La ciudad tiene 3 iglesias que son:
Iglesia de Nossa Senhora da Ajuda, Matriz de Peniche, Iglesia da Misericórdia y la Iglesia de São Pedro.

La calle tiene vida y se pueden observar vestimentas de otros tiempos que diríamos nosotros, pero tan actuales para las señoras que las visten con total naturalidad, pudimos observar un afilador a la antigua usanza que amablemente nos dejo fotografiarlo.

Seguimos deambulando por las acogedoras calles y nos recreamos en las fachadas decoradas con sus típicos mosaicos y vírgenes, las plazas y jardineras sutilmente decoradas.

Los restaurantes rebosan de gente dispuesta a saborear el saber hacer de Peniche en la cocina del mar, los olores son el mejor reclamo y observamos colas enormes para degustar tan apetecibles cazuelas y bandejas rebosantes de color e imaginación culinaria.

Al despertar de nuestro encantador paseo por la historia nos disponemos a buscar un restaurante donde reponer fuerzas y descubrirla por sus sabores, pero se nos ha pasado el tiempo volando y es bastante tarde, las cocinas han cerrado y después de preguntar donde el café con leche de la mañana, nos indican un restaurante donde no cierran y donde podemos comer a voluntad.

Si desea alojarse en Peniche no tendrá ningún problema por la gran variedad de posibilidades que hemos avistado durante el paseo por la ciudad, desde habitaciones completamente equipadas, pasando por habitaciones mas caseras y auténticas o alquiler de apartamentos, habitaciones, casas...

La ciudad tiene prevista la llegada de turistas y tiene un gran diversidad de propuestas, hasta tiene un camping para autocaravanas con todo lo necesario para estar como en casa.

Nosotros decidimos aprovechar la noche que se presenta con la luna llena más grande de las ultimas décadas para descubrir la zona más al Oeste donde se sitúa el Faro, al ir en esa dirección nos encontramos con el Santuario da Nossa Senhora dos Remédios junto a los acantilados, que bajo la luz de las farolas y de la luna llena muestra su cara mas hermosa y misteriosa, nos fascino como la entrada tallada en una piedra carcomida que mostraba un aspecto fantasioso, tras observar la costa tallada por los caprichos de la erosión y el tiempo bajo la luna llena nos dirigimos al faro do Cabo Carvoeiro donde nos disponemos a tomar el sol de la luna y a dar rienda suelta a nuestra imaginación, la noche la pasamos en la furgoneta, para despertar ante un espectáculo infinito, sembrado de rocas como esculturas naturales que saludan la llegada de un nuevo día, con el mar púrpura que se pierde en el horizonte.

En busca de una playa seguimos la costa, en una península no faltan playas, después de tomar un desayuno nos acercamos a la playa de Gambôa que hay a la entrada de la ciudad, que presenta un cuadro inigualable con las murallas de fondo y las barcas pesqueras sobre las blancas arenas.

PLAYAS PENICHE

- Praia do Baleal Norte

- Praia de Baleal Sul

- Praia do Baleal Campismo

- Praia da Cova da Alfarroba

- Praia de Peniche

- Praia da Gambôa

- Praia do Porto de Areia Sul

- Praia do Molhe Leste

- Praia dos Supertubos / Medão

- Praia da Consolação

- Praia de São Bernardino

Pero al rato acabamos en la Playa de Baleal, Peniche es conocida internacionalmente por las sus amplias playas y sus favorables condiciones del mar que invitán ha la práctica de deportes acuáticos extremos como el surf, bodyboard o el buceo... Hay una playa de supertubos que es sede de numerosos eventos internacionales relacionados con estas modalidades.
http://www.balealsurfcamp.com